Siento agradecimiento a la tradición de nuestra familia de encontrarnos todos los años para
celebrar esta festividad.
Y en honor a nuestros ancestros, a mis abuelos que nos acompañan desde otro plano, a mis padres, hermana, tíos abuelos, tíos, primos, suegros y a mi misma, que seguimos reuníendonos en la mesa dando continuidad a este ritual, tomé la iniciativa de preguntarme el sentido que hoy tiene para mi esta festividad.
Año a año leemos y escuchamos un relato antiguo que nos cuenta la travesía de un pueblo que sale de la esclavitud hacia la libertad.
La historia que nos contaron la conocemos, la leemos al menos desde que yo nací, ya son 30 años! Y como pueblo más de 3000 años leyendo este mismo relato! Wowww
Me pregunto entonces: De qué nos estamos olvidando como humanidad que necesitamos volver a salir de Egipto todos los años?
Una voz dentro de mi me responde que la salida de Egipto, el camino del desierto, es el camino de la vida que atravesamos los seres humanos en esta experiencia terrenal.
Nacemos con la maravillosa oportunidad de ser libres, sí!
La libertad es nuestra propia naturaleza.
Tenemos la posibilidad de descubrinos, explorarnos, desarrollarnos y elegir.
Elegir nuestro modo de caminar, nuestro modo de vestir, nuestro modo de hablar, nuestro modo de comer.... podemos elegir nuestro punto de vista, cambiar de opinión, desarrollar nuestros talentos, qué queremos ser, qué queremos hacer, con quién, dónde queremos vivir, tantas decisiones que podemos tomar!
A veces se nos hace difícil elegir, tememos equivocarnos. Entonces, adoptamos criterios.
Nuestra familia es una fuente, nos provee de hábitos, tradiciones, creencias, historias de éxitos y fracasos, comportamientos que se aceptan y otros que no. Esas experiencias heredadas, junto a nuestra religión, la cultura de nuestro lugar, y las personas con quienes compartimos nuestra vida cotidiana, nos van formando un modo de ver el mundo y criterios para tomar decisiones.
Sin embargo, estos criterios nos traen grandes problemas si perdemos nuestro propio sentido:
Quién soy?
Cuál es la intención de mi vida?
Las respuestas a estas preguntas no provienen del mundo externo. Sólo nacen dentro de cada uno de nosotros.
Qué vida estoy eligiendo?
Elijo lo que que se supone que está bien?
Elijo lo que realmente deseo con el corazón?
Qué es lo que realmente desea mi corazón? Lo siento?
A veces nuestra mirada está muy acotada en lo que está siendo y no podemos ver que las cosas pueden ser diferentes.
Celebrar Pesaj este año es para mi una oportunidad de repensar mis propios procesos de liberación, el camino de soltar mis propios miedos y elegir con el corazón.
También, me divierte el juego de hacerme preguntas porque me sigo considerando niña y también me considero sabia para poder responderme. Porque cuando no sé la respuesta puedo pedir ayuda y recibir la respuesta en mi corazón.
Hacerme preguntas a mi misma me abre la posibilidad de ver lo que llevo en la sombra, quizás porque me duele, me siento vulnerable, me da miedo o simplemente no sé qué hacer con eso.
A veces siento que mi propio Egipto es no poder aceptar y agradecer a mis aferramientos, sabiendo que ellos son maestros que me permiten liberarme.
Lo bueno de la historia de Pesaj es que todos los años finalmente salimos de Egipto, aunque no sepamos cómo, ese es el camino de nuestra vida. Y sé que todas las aparentes dificultades que atravesamos tienen un propósito mayor que es ayudarnos en la liberación.
Les deseo un Pesaj muy alegre! Que podamos sentarnos muy cómodos, respirar muy profundo, fluido y disponernos a liberarnos cada uno a sí mismo.
Sé que podemos hacerlo!
Los abrazo con el corazón!
Vale Orit.
domingo, 8 de abril de 2012
viernes, 6 de abril de 2012
El Cuerpo Habla
...me encantó esta frase "La Enfermedad no es mala, te avisa que te estas equivocando de camino".
El punto central del libro La Mente Dividida del Dr. John Sarno coincide con el de esta interesante reflexión del Dr. Torres experto en Psico-neuro-inmunolinguistica PNIL de Venezuela.
El Dr Sarno dice: LA PENA QUE NO SALE EN LAGRIMAS HACE LLORAR OTROS ORGANOS
El Dr. Torres dice: EL CUERPO GRITA ... LO QUE LA BOCA CALLA
“La enfermedad es un conflicto entre la personalidad y el alma". -Bach.
Algunas veces... el resfrío "chorrea" cuando el cuerpo no llora.
El dolor de garganta "tapona" cuando no es posible comunicar las aflicciones.
El estómago arde cuando las rabias no consiguen salir.
La diabetes invade cuando la soledad duele.
El cuerpo engorda cuando la insatisfacción aprieta.
El dolor de cabeza deprime cuando las dudas aumentan.
El corazón afloja cuando el sentido de la vida parece terminar.
La alergia aparece cuando el perfeccionismo está intolerable.
Las uñas se quiebran cuando las defensas están amenazadas.
El pecho aprieta cuando el orgullo esclaviza.
La presión sube cuando el miedo aprisiona.
Las neurosis paralizan cuando el niño interior tiraniza.
La fiebre calienta cuando las defensas explotan las fronteras de la inmunidad.
Las rodillas duelen cuando tu orgullo no se doblega.
El cáncer mata cuando no perdonas y/o te cansas de "vivir".
¿Y tus dolores callados? ¿Cómo hablan en tu cuerpo?
La Enfermedad no es mala, te avisa que te estas equivocando de camino.
Me parece bueno compartir este mensaje:
El camino a la felicidad no es recto, existen curvas llamadas EQUIVOCACIONES,
existen semáforos llamados AMIGOS,
luces de precaución llamadas FAMILIA y
te ayudara en este camino el tener:
Una llanta de repuesto llamada DECISION,
un potente motor llamado AMOR,
un buen seguro llamado FE,
abundante combustible llamado PACIENCIA,
pero sobre todo un experto conductor llamado DIOS, CREADOR o como lo quieras llamar........
El punto central del libro La Mente Dividida del Dr. John Sarno coincide con el de esta interesante reflexión del Dr. Torres experto en Psico-neuro-inmunolinguistica PNIL de Venezuela.
El Dr Sarno dice: LA PENA QUE NO SALE EN LAGRIMAS HACE LLORAR OTROS ORGANOS
El Dr. Torres dice: EL CUERPO GRITA ... LO QUE LA BOCA CALLA
“La enfermedad es un conflicto entre la personalidad y el alma". -Bach.
Algunas veces... el resfrío "chorrea" cuando el cuerpo no llora.
El dolor de garganta "tapona" cuando no es posible comunicar las aflicciones.
El estómago arde cuando las rabias no consiguen salir.
La diabetes invade cuando la soledad duele.
El cuerpo engorda cuando la insatisfacción aprieta.
El dolor de cabeza deprime cuando las dudas aumentan.
El corazón afloja cuando el sentido de la vida parece terminar.
La alergia aparece cuando el perfeccionismo está intolerable.
Las uñas se quiebran cuando las defensas están amenazadas.
El pecho aprieta cuando el orgullo esclaviza.
La presión sube cuando el miedo aprisiona.
Las neurosis paralizan cuando el niño interior tiraniza.
La fiebre calienta cuando las defensas explotan las fronteras de la inmunidad.
Las rodillas duelen cuando tu orgullo no se doblega.
El cáncer mata cuando no perdonas y/o te cansas de "vivir".
¿Y tus dolores callados? ¿Cómo hablan en tu cuerpo?
La Enfermedad no es mala, te avisa que te estas equivocando de camino.
Me parece bueno compartir este mensaje:
El camino a la felicidad no es recto, existen curvas llamadas EQUIVOCACIONES,
existen semáforos llamados AMIGOS,
luces de precaución llamadas FAMILIA y
te ayudara en este camino el tener:
Una llanta de repuesto llamada DECISION,
un potente motor llamado AMOR,
un buen seguro llamado FE,
abundante combustible llamado PACIENCIA,
pero sobre todo un experto conductor llamado DIOS, CREADOR o como lo quieras llamar........
domingo, 4 de marzo de 2012
La Práctica de No Juzgar
Para practicar el no juzgar, debemos trascender nuestras limitadas creencias, incluso las que tenemos sobre el bien y el mal.
Le damos un sentido al mundo al juzgar las situaciones como «buenas» o «malas» de acuerdo a reglas definidas por nuestra cultura. Estas reglas constituyen nuestro código moral. Pero un Guardián de la Tierra es amoral. Eso no quiere decir que sea inmoral, sino que simplemente no se rige por tradiciones. El Guardián cree que es importante desprenderse de este tipo de juicios y mantener su capacidad de discernimiento.
Cuando practicas el no juzgar, te niegas a seguir automáticamente la opinión de los demás en cualquier situación. Al hacer esto, comienzas a tener un sentido de la ética que trasciende las tradiciones de nuestro tiempo. Esto es importante hoy en día, cuando las imágenes de los medios de comunicación se han convertido en algo más convincente que la realidad, y nuestros valores –libertad, amor, etcétera- son reducidos a eslóganes y palabras vacías.
Cuando te niegas a colaborar con la visión consensual, adquieres una perspectiva diferente. Descubres lo que la libertad significa para ti a nivel personal, y que no es lo que cuentan los políticos en sus bien ensayados discursos. Comprendes que la libertad es mucho más que poder elegir entre varios modelos de coches o entre opciones de un menú.
Nuestros juicios son suposiciones que están basadas en lo que hemos aprendido y en lo que nos han contado. Por ejemplo la mayoría de nosotros cree que el cáncer es una enfermedad mortal, de modo que si el doctor nos dice que la padecemos, nos quedamos aterrorizados. Sin embargo, si practicamos el no juzgar, rechazamos la creencia automática de que esto significa que vamos a tener que luchar por nuestra vida. Podemos estar de acuerdo en seguir el tratamiento que nuestro médico recomienda, pero no aceptamos el hecho de que tenemos unas probabilidades de recuperación del 1 al 99%. No calificamos nuestras posibilidades de supervivencia, sean éstas buenas o malas, ni tampoco les consignamos ningún número, porque eso sería entregar nuestro destino a las estadísticas. En lugar de eso, lidiamos con el problema que tenemos entre manos, no sólo desde el nivel literal de nuestro cuerpo, sino desde el nivel de percepción más elevado que podamos. Nos permitimos aceptar lo desconocido, junto con sus infinitas posibilidades.
Hace algunos años, por ejemplo, a un amigo mío se le diagnosticó cáncer de próstata. Afortunadamente, en esa época el vivía con un curandero, quien le dijo: «No tienes cáncer; tus radiografías sólo muestran algunas manchas que con el tiempo se curarán». Al cabo de un mes, esas manchas pudieron ser sanadas.
Si mi amigo hubiese calificado esas manchas como «cancerosas» y tejido una historia en torno a ellas, se habría convertido en un «paciente de cáncer». Si hubiese aceptado esta historia literal sobre su enfermedad, estaría condenado a convertirse en una estadística –en su caso, a formar parte del 40% de los pacientes que se cura o del 60% que no lo hace. Sus posibilidades se habrían reducido para convertirse en probabilidades, porque, al saber que llevaba las de perder, no habría sido capaz de imaginarse dentro del 40% de los que se curan. Por eso les enseño a mis alumnos a trabajar con sus clientes antes de que éstos reciban los resultados de la biopsia, antes de que las manchas que aparecen en las radiografías reciban un nombre y que la historia del «cáncer mortal» quede grabada en su mente y se convierta en una profecía que se cumple a sí misma.
Recientemente, una mujer llamada Alyce llamó para pedir consulta con Marcela, que forma parte de nuestro personal. Alyce se había hecho una mamografía y se le había encontrado un bulto en un pecho. Marcela le preguntó si quería que comenzara a trabajar con ella antes de la biopsia, para intentar influenciar los resultados, o si prefería esperar hasta después. Alyce eligió la primera opción. A la semana siguiente, recibió una llamada de su médico. Este le dijo que habían cometido un error, ¡habían confundido su mamografía con la de otra persona, y la suya era perfectamente normal! De modo que nuestras historias no sólo influyen en nuestra forma de ver la vida, sino también en el «mundo real» -en este caso, ¡curando una situación que ya había sucedido!
Siempre podemos crear una historia mítica en torno a nuestro viaje, una historia que nos ayude a crecer, a aprender y a curarnos. A fin de cuentas, es posible que no podamos alterar las manchas en una radiografía, pero sí curar nuestra alma y comenzar a educarnos por fin en las lecciones que hemos venido a aprender en este mundo. Nuestra lección puede ser ir más despacio y apreciar a las personas que nos rodean, dejar de aferrarnos a una existencia que hemos vivido como sonámbulos porque creímos que debíamos vivir nuestras vidas de una cierta forma; o, desde la perspectiva del colibrí, estas manchas pueden ser una llamada de advertencia para que hagamos los cambios que hemos estado evitando.
Hemos creado grandes historias en torno al cáncer, el sida y otras enfermedades, pero no en torno a otras dolencias. Si el médico nos dice que tenemos un parásito, por ejemplo, la mayoría de nosotros no se pone a pensar en los millones de personas alrededor del mundo que mueren a causa de infecciones producidas por parásitos ni comienza a angustiarse con la idea de que va a morir. No hemos construido ninguna historia alrededor de esta enfermedad, aunque a menudo resulta ser fatal. Esto es en parte porque existe poco interés comercial o monetario en perpetuar estas historias. El tratamiento de las infecciones producidas por parásitos, aunque afectan a alrededor de dos mil millones de personas en todo el planeta, no es un gran negocio para las grandes compañías farmacéuticas, a diferencia del cáncer, el colesterol y las enfermedades cardíacas. Las historias de miedo ayudan a vender medicamentos.
Cuando no juzgas la enfermedad ni te dejas dominar por el miedo de que vas a morir, es más fácil que puedas percibirla desde un nivel más elevado y escribir una historia mítica. De modo que si tienes un parásito, podrás reconocerlo como la manifestación literal de la ira tóxica de otras personas que tú has interiorizado. Alternativamente, podrías descubrir que te has desviado de tu camino y que estás viviendo una vida que es venenosa para ti.
Cuando practicamos el no juzgar, ya no padecemos enfermedades –tenemos oportunidades para la curación y el crecimiento-. Ya no sufrimos traumas pasados –tenemos acontecimientos que han moldeado nuestra personalidad-. No rechazamos los hechos –nos oponemos a la interpretación negativa de estos hechos y a la historia traumática que nos sentimos tentados a tejer en torno a ellos. Entonces creamos una historia de fuerza y compasión basada en estos hechos.
La revelación 1 se llama el camino del héroe porque los chamanes y curanderos más eficaces reconocen que ellos también han sido profundamente heridos en el pasado, y que a raíz de su curación han desarrollado una fuerte compasión por los que sufren. Con el tiempo, sus heridas se convirtieron en dones que les permitieron sentir más profundamente las cosas y mostrar más compasión por los demás. En otras palabras, ¿quién mejor para ayudar a un alcohólico que alguien que está en recuperación, que reconoce las mentiras que el alcohólico se dice a sí mismo y que conoce el coraje que hace falta para superar esta adicción? ¿Quién mejor para auxiliar a un hosco y colérico adolescente que un adulto cuya adolescencia estuvo marcada por la rebeldía, el resentimiento y la inseguridad, pero que ha conseguido curarse a sí mismo? Cuando alguien ya ha pasado por esas experiencias, es más fácil desprenderse de los juicios y calificaciones, y centrarse en la curación.
Tomado del Libro Las Cuatro Revelaciones del Dr. Alberto Villoldo, esta práctica forma parte de la primera revelación.
Le damos un sentido al mundo al juzgar las situaciones como «buenas» o «malas» de acuerdo a reglas definidas por nuestra cultura. Estas reglas constituyen nuestro código moral. Pero un Guardián de la Tierra es amoral. Eso no quiere decir que sea inmoral, sino que simplemente no se rige por tradiciones. El Guardián cree que es importante desprenderse de este tipo de juicios y mantener su capacidad de discernimiento.
Cuando practicas el no juzgar, te niegas a seguir automáticamente la opinión de los demás en cualquier situación. Al hacer esto, comienzas a tener un sentido de la ética que trasciende las tradiciones de nuestro tiempo. Esto es importante hoy en día, cuando las imágenes de los medios de comunicación se han convertido en algo más convincente que la realidad, y nuestros valores –libertad, amor, etcétera- son reducidos a eslóganes y palabras vacías.
Cuando te niegas a colaborar con la visión consensual, adquieres una perspectiva diferente. Descubres lo que la libertad significa para ti a nivel personal, y que no es lo que cuentan los políticos en sus bien ensayados discursos. Comprendes que la libertad es mucho más que poder elegir entre varios modelos de coches o entre opciones de un menú.
Nuestros juicios son suposiciones que están basadas en lo que hemos aprendido y en lo que nos han contado. Por ejemplo la mayoría de nosotros cree que el cáncer es una enfermedad mortal, de modo que si el doctor nos dice que la padecemos, nos quedamos aterrorizados. Sin embargo, si practicamos el no juzgar, rechazamos la creencia automática de que esto significa que vamos a tener que luchar por nuestra vida. Podemos estar de acuerdo en seguir el tratamiento que nuestro médico recomienda, pero no aceptamos el hecho de que tenemos unas probabilidades de recuperación del 1 al 99%. No calificamos nuestras posibilidades de supervivencia, sean éstas buenas o malas, ni tampoco les consignamos ningún número, porque eso sería entregar nuestro destino a las estadísticas. En lugar de eso, lidiamos con el problema que tenemos entre manos, no sólo desde el nivel literal de nuestro cuerpo, sino desde el nivel de percepción más elevado que podamos. Nos permitimos aceptar lo desconocido, junto con sus infinitas posibilidades.
Hace algunos años, por ejemplo, a un amigo mío se le diagnosticó cáncer de próstata. Afortunadamente, en esa época el vivía con un curandero, quien le dijo: «No tienes cáncer; tus radiografías sólo muestran algunas manchas que con el tiempo se curarán». Al cabo de un mes, esas manchas pudieron ser sanadas.
Si mi amigo hubiese calificado esas manchas como «cancerosas» y tejido una historia en torno a ellas, se habría convertido en un «paciente de cáncer». Si hubiese aceptado esta historia literal sobre su enfermedad, estaría condenado a convertirse en una estadística –en su caso, a formar parte del 40% de los pacientes que se cura o del 60% que no lo hace. Sus posibilidades se habrían reducido para convertirse en probabilidades, porque, al saber que llevaba las de perder, no habría sido capaz de imaginarse dentro del 40% de los que se curan. Por eso les enseño a mis alumnos a trabajar con sus clientes antes de que éstos reciban los resultados de la biopsia, antes de que las manchas que aparecen en las radiografías reciban un nombre y que la historia del «cáncer mortal» quede grabada en su mente y se convierta en una profecía que se cumple a sí misma.
Recientemente, una mujer llamada Alyce llamó para pedir consulta con Marcela, que forma parte de nuestro personal. Alyce se había hecho una mamografía y se le había encontrado un bulto en un pecho. Marcela le preguntó si quería que comenzara a trabajar con ella antes de la biopsia, para intentar influenciar los resultados, o si prefería esperar hasta después. Alyce eligió la primera opción. A la semana siguiente, recibió una llamada de su médico. Este le dijo que habían cometido un error, ¡habían confundido su mamografía con la de otra persona, y la suya era perfectamente normal! De modo que nuestras historias no sólo influyen en nuestra forma de ver la vida, sino también en el «mundo real» -en este caso, ¡curando una situación que ya había sucedido!
Siempre podemos crear una historia mítica en torno a nuestro viaje, una historia que nos ayude a crecer, a aprender y a curarnos. A fin de cuentas, es posible que no podamos alterar las manchas en una radiografía, pero sí curar nuestra alma y comenzar a educarnos por fin en las lecciones que hemos venido a aprender en este mundo. Nuestra lección puede ser ir más despacio y apreciar a las personas que nos rodean, dejar de aferrarnos a una existencia que hemos vivido como sonámbulos porque creímos que debíamos vivir nuestras vidas de una cierta forma; o, desde la perspectiva del colibrí, estas manchas pueden ser una llamada de advertencia para que hagamos los cambios que hemos estado evitando.
Hemos creado grandes historias en torno al cáncer, el sida y otras enfermedades, pero no en torno a otras dolencias. Si el médico nos dice que tenemos un parásito, por ejemplo, la mayoría de nosotros no se pone a pensar en los millones de personas alrededor del mundo que mueren a causa de infecciones producidas por parásitos ni comienza a angustiarse con la idea de que va a morir. No hemos construido ninguna historia alrededor de esta enfermedad, aunque a menudo resulta ser fatal. Esto es en parte porque existe poco interés comercial o monetario en perpetuar estas historias. El tratamiento de las infecciones producidas por parásitos, aunque afectan a alrededor de dos mil millones de personas en todo el planeta, no es un gran negocio para las grandes compañías farmacéuticas, a diferencia del cáncer, el colesterol y las enfermedades cardíacas. Las historias de miedo ayudan a vender medicamentos.
Cuando no juzgas la enfermedad ni te dejas dominar por el miedo de que vas a morir, es más fácil que puedas percibirla desde un nivel más elevado y escribir una historia mítica. De modo que si tienes un parásito, podrás reconocerlo como la manifestación literal de la ira tóxica de otras personas que tú has interiorizado. Alternativamente, podrías descubrir que te has desviado de tu camino y que estás viviendo una vida que es venenosa para ti.
Cuando practicamos el no juzgar, ya no padecemos enfermedades –tenemos oportunidades para la curación y el crecimiento-. Ya no sufrimos traumas pasados –tenemos acontecimientos que han moldeado nuestra personalidad-. No rechazamos los hechos –nos oponemos a la interpretación negativa de estos hechos y a la historia traumática que nos sentimos tentados a tejer en torno a ellos. Entonces creamos una historia de fuerza y compasión basada en estos hechos.
La revelación 1 se llama el camino del héroe porque los chamanes y curanderos más eficaces reconocen que ellos también han sido profundamente heridos en el pasado, y que a raíz de su curación han desarrollado una fuerte compasión por los que sufren. Con el tiempo, sus heridas se convirtieron en dones que les permitieron sentir más profundamente las cosas y mostrar más compasión por los demás. En otras palabras, ¿quién mejor para ayudar a un alcohólico que alguien que está en recuperación, que reconoce las mentiras que el alcohólico se dice a sí mismo y que conoce el coraje que hace falta para superar esta adicción? ¿Quién mejor para auxiliar a un hosco y colérico adolescente que un adulto cuya adolescencia estuvo marcada por la rebeldía, el resentimiento y la inseguridad, pero que ha conseguido curarse a sí mismo? Cuando alguien ya ha pasado por esas experiencias, es más fácil desprenderse de los juicios y calificaciones, y centrarse en la curación.
Tomado del Libro Las Cuatro Revelaciones del Dr. Alberto Villoldo, esta práctica forma parte de la primera revelación.
lunes, 28 de noviembre de 2011
Encuentro 11 11
Se ha hablado mucho acerca de esta fecha y, sentí escribir mi experiencia al respecto. Como todos saben, he venido a vivir a la zona del Valle de Punilla (Pcia. de Córdoba), temporalmente estoy viviendo en Capilla del Monte. Muy gentilmente, fui invitada por los organizadores de este Encuentro a colaborar en la Carpa de Contención, lugar destinado para sostener a cualquier persona que psicoemocionalmente lo necesitara. Matias de Stéfano canalizó las 3 meditaciones de ese día, además de las charlas que dio los otros dos días. El mensaje es claro...contundente y no nuevo...dado que ya el Maestro Jesús...Buda y tantos otros, nos han invitado a unir Mente-Corazón, a Bajar la Energía Divina acá a la Tierra...porque de nada me sirve hacer cursos...talleres...meditar si sigo manteniendo pensamientos de separación y juicio hacia mi mismo o hacia mis hermanos humanos. Esta fecha es como el punto de "partida" hacia una nueva conciencia de unidad. Estamos recibiendo del cosmos una fuente de energía de muy alta frecuencia que, si o si nos afecta y ayuda para que podamos desprendernos de viejas estructuras de pensamientos duales, patrones de comportamiento y separación. La clave, dada la diversidad de nuestros orígenes, es la unidad dentro de la diversidad. Es decir...respetar absolutamente a mi hermano humano en sus decisiones y elecciones, ACEPTANDO CON AMOR SU CAMINO. Tenemos una oportunidad grandiosa para dar un salto cuántico...cada uno de nosotros decidirá que camino elegir.
Mis bendiciones y que el amor y la luz sean en sus corazones, Silvia
Mis bendiciones y que el amor y la luz sean en sus corazones, Silvia
viernes, 25 de noviembre de 2011
martes, 22 de noviembre de 2011
martes, 15 de noviembre de 2011
Oración por la Paz
Ahora es el Tiempo de un Nuevo Tiempo.
Un Co-Creador y, hay un nuevo cielo que viene.
YO SOY UNO con la Luz.
YO SOY lleno de Luz.
YO SOY iluminado por la Luz.
YO SOY la Luz del mundo.
Una luz de Amor y Paz esta en movimiento
Fluye a traves de la faz de la tierra, tocando e iluminando cada alma
y donde hubo oscuridad, ahora existe la luz de la Realidad.
Que la Paz surja en cada mente.
Que el Amor fluya en cada corazón.
Que el perdón reine en cada alma.
Este es el principio de la Paz en la Tierra y la Buena Voluntad para
todos a medida que el Amor fluya de cada corazón.
TODOS SOMOS UNO.
QUE ASI SEA.
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